PIURA, LA VIEJA: Viaje a la madre tierra 3

Chiclayo no puede envidiarle nada a Lima, ya que también cuenta con los grandes supermercados, bancos, varios centros comerciales de reconocidas marcas. Hay un gran impulso económico en esta región; bueno, a decir verdad, siempre lo ha tenido, está en un lugar estratégico. Don Enrique López Albújar en esa enciclopedia del bandolerismo "Los caballero del delito" (1936) decía:

"Chiclayo es la ciudad pulpo, por eso tiene ocho tentáculos: cuatro líneas ferroviarias y cuatro carreteras. Por uno de esos férreos tentáculos está adherida a Pimentel, puerto y playa de moda a la vez en estos últimos tiempos. Con otro se agarra al borrascoso puerto de Eten y, por derivación, a la famosa hacienda Cayaltí. Por el tercero se nutre del hermoso valle arrocero de Ferreñafe, rozando al paso a la prócer ciudad de Lambayeque, y con el cuarto va ensartando, a manera de collar, una serie de haciendas de pasado y presente opulteno, comenzando por Pomalca y terminado en Pátapo. Haciendas todas en que no sólo se elabora todos los días del año azúcar de clases distintas, sino también de tarde en tarde candidaturas presidenciales y un poco de los destinos del país. Son los grandes feudos de la plutocracia republicana, en torno a los cuales más de diez mil pares de brazos de hombres de gleba labran el bienestar de unos cuantos.
Sus cuatro carreteras son de radio más grande, verdaderas trompas de succión y dominio, más que provinciales, departamentales. Gracias a una de ellas se ha puesto en contacto con el departamento de Piura, atravesando casi todos los pueblos de la provincia de Lambayeque, hasta más alla del portachuelo de Olmos. Es ésta una vía de gran porvenir comercial y estrátegico, a pesar del semidesamparo en que hoy está. Otro de sus tentáculos terráqueos lo tiene extendido hasta las alturas de Carhuaquero, en el departamento de Cajamarca, pasando por el pueblo de Chongoyape, esa especie de divortium aquarum del Río de la Leche, teñido en sangre más de una vez por las disputas de sus aguas.
Con la tercera de sus carreteras vuelve a adherirse, por una necesidad de su vida exuberante, a Pimentel, y con la última, a la ruinosa Zaña, esa Itálica de la Colonia, desde cuyo punto amaga al departamento de La Libertad con intención de hacerlo tributario suyo, por medio de la conquista comercial de Pacasmayo, tal como quiere hacerlo con Piura, jaqueándole desde Huancabamba.
(...)
Es un pulpo feroz, insaciable, que no tolera competencia dentro de su zona de acción. Por eso tiene a Lambayeque, agónica; a Ferreñafe, esclava; a Monsefú, exangüe; a la Villa de eten, anémica...
El pulpo(...)recibe todo lo mejor que produce que producen las feraces tierras lambayecanas. Chongoyape le envía sus piñas, sus cerdos y cabritos; Ferreñafe, su arroz y una gran variedad de óptima fruta; Jayanca y Pacora, sus uvas, sus vinos y cereales; Olmos, toda clase de ganado; Lambayeque, a pesar de su ojeriza secular y su amargura de derrotada, sus dulces, sus más exquisitos dulces; las haciendas, azúcar, plátanos, aves y guarapo; Reque, verduras y legumbres; Monsefú, flores, manzanas, ajía, sombreros igualmente; y Santa Rosa, San José y demás santos de su litoral, pescados y mariscos.

Y algo también de las modalidades y del sello peculiar de cada uno de sus pueblos. Porque Chiclayo es una fragua en la que desde hace setenta años se forja el más acerado tio de la mesticería, del arrollador hibridismo costeño. Y en ésta ha puesto el lambayecano su orgullo noviliario y su campechana llaneza; el ferreñafano, su agresividad, su reciedumbre, su franqueza un poco brutal, su rumbosidad y su lascivia; el etano, su paciencia, su rabulismo, y sordidez; el monsefuano, su laboriosidad intermitente; y el montuno de las haciendas, su fuerza, su altivez, su inquietud bohemia y su bravura"

Actualmente, su presencia política también se hace sentir en el país, ¿qué tienen en común el Presidente del Consejo de Ministro, el Presidente del Congreso y el alcalde (presidenciable, según encuestas) de Lima? Los 3 son chiclayanos.

En Chiclayo, entraríamos al corazón del pulpo, su plaza de armas.