Érase una vez que un negrito de Yapatera que se quiso escapar de la muerte y empezó a cantar esta cumanana:
A Yapatera llegó la muerte
si me quedo aquí, yo muero.
Antes que me traicione la suerte,
patitas, pa que te quiero.
Este negrito no atraca
que lo lleven al panteón
Yo me voy a Talandracas
y de ahí paso a Morropón.
Quiere llevarme al infierno
cogido por el cogote.
Me escaparé a Salitral
y de ahí paso a Bigote.
Al partir de su pueblo cantó:
Yo siempre huyo de la muerte
para que no me haga daño
y, si me acompaña la suerte,
de aquí vengo el próximo año.
Pero, la muerte que a todos nos ha de llegar, lo encontró cantándole esta cumanana:
La muerte no escoge linaje
tiene forma de esqueleto.
Se lleva cualquier sujeto
y al más alto personaje.
La muerte es bien engañosa,
se presenta cualquier cosa...
Es una mujer buena moza
o quizás una vieja haraposa.
Nada en esta vida es eterno.
Se acaban bienes y males
porque todos ante la muerte
terminan siempre iguales.
La suerte del negro estaba echada.
(Adaptado de "La hora de la muerte" de 'ABEL'-Abelardo Alzamora en "Revistilla Aires de MI Tierra" N°57. Pág.16-18)
Cómo se verá las cumananas expresan esa sabiduría popular típica del piurano, aquella que le motivó a Mario Vargas Llosa a decir: "Cuando un piurano toma chicha se vuelve filósofo". En esta cumanana se reflexiona sobre la muerte.
Y cómo no olvidar estas cumananas recogidas por Nicomedes Santa Cruz en Morropón:
¡Ay muerte si otra muerte hubiera!
que de ti me libertara
a esa muerte pagara
porque a ti muerte te diera.
La Señora Silenciosa,
La Veterana Infalible.
La Muerte, cosa terrible,
La Muerte... ¡tremenda cosa!
Qué fuerza tan misteriosa,
implacable, traicionera:
Llegas al que no te espera,
huyes del que te reclama,
ríes del pobre que clama:
¡Muerte, si otra muerte hubiera...!
Quisiera librar al mundo
de tu macabra misión.
Quisiera darte prisión
en un abismo profundo.
Quisiera, por un segundo,
contemplarte cara a cara
y que el Cosmos me dotara
de indestructible poder
conjugando un verbo Ser
que de ti me libertara.
Muerte, yo te desafío,
tu presencia no me extraña,
me burlo de tu guadaña
y de tus huesos me río.
Muerte, no le temo al frío
Que los corazones para.
Muerte, si otra te matara,
al saberte ya destruida,
con la prenda más querida
a esa Muerte pagara.
Muerte que todo lo callas
estás en todo lugar,
en las nubes, en el mar,
en los campos de batalla.
Cada bala de metralla
es tu palabra certera...
Si de otra muerte muriera,
si otra muerte me llevase
a esa Muerte pagase
porque a ti, muerte te diera.
martes, 4 de marzo de 2008
Cumananas a la muerte
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